Nicotina y alquitrán

Hace ocho años mataba los desastres
a base de nicotina y alquitrán.
Diez años de mi vida en los que 
fumé tanto que dentro de mi
solo habitaba humo.
Y mariposas creo que también.
En el estómago sentía
como arrancaban el vuelo
hasta mi garganta,
donde morían asfixiadas
por ese humo que inhalaba
en cada bocanada.

Un paquete y medio.
Treinta cigarros diarios. 

Últimamente tengo el cuerpo 
a -2º.

Ahora que no fumo,
bebo vino blanco,
tan frío que me congela 
la boca,
la faringe
y el estómago.

Afónica.
No puedo hablar.
Mi lengua no se mueve.
No puedo llamarte.
No puedo nombrarte.

Ya no existes.
No te re-conozco.

Así que me callo.
Me quedo muda.
Sin palabra.
Sola.
Ahogando los desastres
en vino blanco.