Rendida

Han cargado mis sueños de cadenas.
Rendida, la esperanza cierra sus ojos.
Nunca, nunca más seremos lo que fuimos.

Entretanto me fumo un cigarrillo
y escribo unos renglones.

Gritaría, te llamaría a voces,
te arrastraría a mi lado.
Ahora que estoy sola
sé que me mata tu recuerdo.

Vuelvo a pensar en ti,
pero no voy a ti,
ni tampoco vienes tú a mí,
enemigo íntimo,
ni escucho tu voz entre las cosas.

Comparto mis lágrimas y mi tristeza
con esta desconsolada lluvia
que arrebata con fuerza , arrastra
y borra las huellas.

El silencio se hunde y, con él,
las promesas de eterno amor.
He oído ya tantas palabras que,
rendida, la esperanza cierra sus ojos
y se desploma sorda.

Gritaría, te llamaría a voces,
pero me duelen ya de esperarte
el balcón y los ojos.



                            (Aproximadamente en 2005)